La Cruzada del Santo Rosario por la Paz es uno de los principales apostolados de la Corporación Santa María de la Paz. Nació en Medellín el 12 de junio de 1999, día del Inmaculado Corazón

Mujer dominadora y sin escrúpulos, sabe empujar al marido o actuar por cuenta propia. Cuando el rey fracasa en su intento de comprar la viña de Nabot, Jezabel levanta una calumnia contra Nabot, le hace asesinar con apariencia legal y entrega triunfante la viña a su marido. Y lo mismo que elimina a un rico provinciano persigue a muerte a los profetas de Yahvé. Sólo se salva un centenar, porque el mayordomo del rey, Abdias, los esconde en cavernas y los alimenta durante la época de máximo peligro. Entre los profetas de Yahvé uno lleva un nombre significativo: «Eliyahu» o sea: «Yahvé es mi Dios». Elías se salva en un retiro de su región natal y en una ciudad fenicia llamada Sarepta.
Hasta que le llegó el momento de actuar. Elías había predicho unos años de sequía como castigo por las idolatrías; el hambre arreciaba en Samaria cuando reapareció Elías, profeta del castigo y mediador de la conversión.
El rey se encontró con Elías y le dijo: «¿Eres tú, ruina de Israel?» «No arruino yo a Israel, sino tú y tu familia, porque habéis abandonado la ley de Yahvé y servís a los baales. Pero ahora congrégame todo Israel en el monte Carmelo, y también a los 450 profetas de Baal que comen a la mesa de Jezabel».
Convocó Ajab a los hijos de Israel y congregó a los profetas en el monte Carmelo. Acercóse Elías al pueblo y le dijo: «¿Hasta cuándo estaréis cojeando a dos muletas? Si Yahvé es el Dios, seguidle; si es Baal, seguidle a él». El pueblo no respondió palabra. Dijo Elías: «Soy el único profeta de Yahvé que queda, mientras los profetas de Baal son 450. Que nos traigan dos novillos: que escojan ellos uno, lo despedacen, lo coloquen sobre la leña sin aplicar fuego; yo prepararé el otro sobre la leña sin aplicar fuego. Invocad después el nombre de vuestro dios, yo invocaré el nombre de Yahvé. Y el dios que conteste con fuego, ése es Dios». El pueblo respondió: «Está bien».
Tomaron los profetas el novillo, lo prepararon e invocaron el nombre de Baal, de la mañana al mediodía, diciendo: «¡Oh Baal, respóndenos»; y no había voz ni había respuesta; y danzaban en torno al altar que habían hecho. Al mediodía se burlaba de ellos Elías diciendo: «Gritad con voz fuerte; dios es, pero está ocupado o atareado, o está de viaje, o duerme y se despertará». Y gritaban en voz alta, y se sajaban con espadas y lanzas, según su costumbre, hasta derramar sangre. Pasado el mediodía vaticinaban; pero no había voz, ni había respuesta, ni había atención.
Entonces Elías dijo al pueblo. «Acercaos». Y se acercaron. Restauró el altar de Yahvé e hizo una zanja de dos satos de capacidad en torno al altar. Amontonó la leña, despedazó el novillo, le colocó sobre la leña. Y dijo: «Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla sobre la víctima y la leña». «Otra vez»; y lo repitieron. «Otra vez»; y lo hicieron tercera vez. El agua corría en torno al altar y llenaba la zanja. A la hora de la ofrenda vespertina Elías oró: «Yahvé, Dios de Abraham, Isaac e Israel; sépase hoy que tú eres el Dios de Israel, y yo tu siervo, que por tu orden he hecho esto. Respóndeme, Yahvé; respóndeme; sepa este pueblo que tú eres Yahvé, el Dios, que conviertes los corazones a Ti». Y cayó el fuego de Yahvé, devoró la víctima y la leña, las piedras y el polvo, y lamió las aguas de la zanja. Violo el pueblo, y cayó rostro a tierra diciendo: «Yahvé es Dios, Yahvé es Dios». Y dijo Elías: «Prended a los profetas de Baal, que no se salve ni uno»; y los prendieron. Elías los bajó al torrente Cisón y los mató allí.