Santa Zita

Santa Zita nació en Lucca, Italia, en 1218, de una familia campesina pobre, pero muy piadosa.

De pequeñita, bastaba que la mamá le dijera: «Esto agrada a Dios», para que la niña lo hiciera. Y bastaba decirle: «Esto no agrada a Nuestro Señor», para que dejara de hacerlo.

A los 12 años, a causa de la pobreza de la familia tuvo que emplearse de sirvienta en una familia rica. El consejo que le dio la mamá al despedirse de ella fue esto: «En tus acciones y palabras debes pensar: ¿Esto agradará a Dios?». Fue un consejo que le ayudó machismo a comportarse bien.

El jefe de la familia donde Zita fue a trabajar, era de temperamento violento y mandaba con gritos y palabras muy humillantes. Todos los empleados protestaban por este trato tan áspero, menos Zita que lo aceptaba de buena gana para asemejarse a Cristo Jesús que fue humillado y ultrajado.

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